Por qué Amazon frustra a los vendedores y cómo proteger tu negocio

Vender en Amazon es, para muchos negocios, una oportunidad de visibilidad difícil de igualar. Sin embargo, detrás de esa enorme vitrina digital existe una realidad que miles de profesionales conocen muy bien: la plataforma no está diseñada para proteger al vendedor, ni para ofrecerle herramientas claras, coherentes o estables.

Esto no significa que no funcione; significa que funciona muy bien… pero solo para una parte del ecosistema: el comprador.

En este artículo analizamos por qué ocurre esto, cómo afecta a quienes venden —especialmente si gestionan productos personalizados o a medida— y qué pueden hacer empresas y particulares para evitar errores, bloqueos y pérdidas económicas.


 

 

  1. Amazon está diseñado para compradores, no para vendedores

La prioridad absoluta de Amazon es que la experiencia del comprador sea perfecta, instantánea y sin fricciones. Todo —absolutamente todo— está construido alrededor del cliente final.
El “Customer Obsession” que Amazon presume no es un eslogan: es su estructura entera.

Esto implica que el comprador puede:

  • cancelar pedidos cuando le da la gana, incluso si el artículo ya está fabricado o enviado,

  • devolver casi cualquier cosa sin dar explicaciones,

  • ignorar mensajes fundamentales para completar un pedido personalizado,

  • abusar del sistema sin consecuencias reales.

Mientras tanto, los vendedores viven en un terreno hostil:

  • penalizaciones por mínimos detalles de métrica,

  • fondos retenidos durante días o semanas,

  • cierres de listings sin motivos claros,

  • imposibilidad de hablar con el cliente incluso cuando es fundamental,

  • respuestas automáticas contradictorias que no resuelven nada,

  • una sensación permanente de que Amazon sospecha de ellos, no de los clientes.

Para Amazon, el comprador es irremplazable.
El vendedor… es una pieza sustituible del engranaje.


  1. Seller Central es un sistema parcheado durante 20 años

Aunque Amazon presume de tecnología de vanguardia, Seller Central es más bien una arqueología digital. Un Frankenstein hecho de capas, parches, módulos antiguos y fragmentos de código que conviven como pueden.

En su arquitectura se mezclan:

  • herramientas heredadas de principios de los 2000,

  • paneles modernos montados encima sin rediseñar nada,

  • funciones duplicadas que llevan al mismo sitio por caminos distintos,

  • automatismos mal integrados,

  • bases de datos que no se “hablan” entre sí.

El resultado es desastroso para los vendedores:

  • facturas con datos incompletos o erróneos,

  • informes que se contradicen entre sí,

  • formularios que piden lo mismo dos o tres veces,

  • estados de envío difíciles de interpretar,

  • imágenes que fallan aleatoriamente al subir,

  • mensajes bloqueados sin motivo lógico,

  • casos cerrados automáticamente sin leer lo que enviaste.

No es que el vendedor no entienda la plataforma.
Es que la plataforma está hecha a base de remiendos.


  1. Muchas funciones críticas están automatizadas con una IA rígida y poco precisa

Lo que antes supervisaba una persona, ahora lo hace un algoritmo. Pero no estamos hablando de IA avanzada, sino de sistemas automáticos extremadamente estrictos y sin comprensión contextual.

Esto afecta directamente a:

  • detección de “mensajes no permitidos”,

  • suspensiones automáticas de listings,

  • rechazo de facturas perfectamente correctas,

  • bloqueos preventivos absurdos,

  • detección falsa de infracciones o duplicados,

  • penalizaciones por entregas que sí se realizaron.

Ejemplos que todo vendedor conoce:

  • mensajes importantes bloqueados porque mencionan “pedido”, “dirección” o “confirmar datos”,

  • suspensiones por supuestas infracciones que no existen,

  • facturas rechazadas porque el robot no reconoce el formato,

  • tickets de soporte contestados con respuestas automáticas sin relación con la pregunta.

La automatización reduce tiempos, sí.
Pero también multiplica errores y los hace más difíciles de resolver.


  1. Amazon prioriza velocidad sobre precisión

Amazon mueve un volumen gigantesco. Su estrategia siempre es la misma: velocidad. El objetivo no es “arreglar”, es “que siga funcionando”.

Por eso abundan:

  • herramientas que funcionan a medias,

  • bugs permanentes que nadie corrige,

  • procesos que varían sin aviso previo,

  • funciones incoherentes entre sí,

  • paneles nuevos que dependen de datos antiguos,

  • mensajes automáticos que contradicen lo que dice otro departamento.

Si algo no afecta al cliente final, Amazon no tiene prisa por arreglarlo.
Y si afecta, lo parchean rápido… aunque rompa otra cosa.


  1. El caos fiscal y administrativo: un problema especialmente serio para España

La estructura fiscal de Amazon está diseñada bajo una lógica anglosajona que no encaja bien con la normativa europea… y todavía menos con la española, que es mucho más estricta.

Esto genera problemas muy habituales:

  • facturas incompletas, sin desglose o sin datos esenciales,

  • errores en el IVA aplicado,

  • confusiones sobre la inversión del sujeto pasivo,

  • documentos contradictorios según el departamento que los genere,

  • fallos constantes en el régimen OSS,

  • informes que no coinciden entre sí.

Muchos asesores fiscales recomiendan:
"No confíes nunca al 100% en la contabilidad de Amazon. Haz la tuya propia.”

De hecho, hay inspectores que directamente no aceptan las facturas generadas automáticamente por Amazon si el vendedor no aporta documentación interna sólida.

Para los vendedores españoles esto significa:

  • doble contabilidad,

  • más horas de administración,

  • más riesgo de errores,

  • más exposición en caso de inspección.


¿Es Amazon chapucero?

Depende del punto de vista.

  • Chapucero técnicamente: sí, Seller Central está remendado por dentro.

  • Chapucero administrativamente: sí, especialmente en lo fiscal.

  • Chapucero para el vendedor: sí, el sistema castiga más que ayuda.

  • Chapucero para el comprador: no. Para ellos, funciona casi perfecto.

Y justamente por eso no lo arreglan:
mejorar Seller Central costaría miles de millones y no afectaría a quienes más les importan: los compradores.


Impacto en los vendedores de productos personalizados

Vender artículos personalizados dentro de Amazon es especialmente difícil porque requiere comunicación, y Amazon hace todo lo posible por obstaculizarla.

Problemas habituales:

  • clientes con la mensajería bloqueada,

  • mensajes legítimos bloqueados por el sistema,

  • compradores que desconocen que deben revisar la bandeja de mensajes,

  • pedidos que no pueden fabricarse sin confirmación,

  • penalizaciones si cancelas por falta de respuesta del cliente.

En pedidos personalizados, el riesgo es mayor:
si el cliente no responde, no fabricas;
si no fabricas, retrasas;
si cancelas, te penalizan.

Un callejón sin salida.


¿Qué pueden hacer las empresas que venden productos personalizados?

1. Minimizar la fricción en la ficha de producto

  • Diseños preconfigurados.

  • Variantes más claras y más guiadas.

  • Campos obligatorios para subir fotos o escribir nombres.

  • Ejemplos visuales de “cómo debes enviarnos los datos”.

  • Advertencias visibles: “No podremos fabricar si no aporta la información”.

2. Crear tu propia contabilidad y documentación interna

No dependas de Amazon para:

  • facturas,

  • informes,

  • documentos fiscales,

  • justificantes de ingresos.

Todo debe quedar duplicado en tu propio sistema.

3. Protocolos para incidencias y falta de respuesta

  • Cuántos días esperar la respuesta del cliente.

  • Cuándo cancelar sin que afecte a métricas.

  • Cómo documentar todos los intentos de contacto.

  • Cómo actuar si un mensaje queda bloqueado.

  • Qué hacer si el cliente sube un archivo incorrecto o ilegible.

4. Blindar las métricas de la cuenta

Especialmente:

  • envío a tiempo,

  • cancelaciones pre-fabricación,

  • ratio de comunicación,

  • tracking válido,

  • devoluciones bien gestionadas.

El sistema no perdona.

5. Diversificar y construir tu propio canal

Amazon da visibilidad, pero no debe ser tu única fuente de ventas.
Cuanto más crezca tu canal propio, más estable será tu negocio.

Por ejemplo en www.personalizaencarprinter.com las ventas propias no dependen de algoritmos, suspensiones automáticas ni bloqueos de mensajes.


En definitiva

Amazon seguirá siendo gigantesco y seguirá dando una experiencia excelente al comprador. Pero para el vendedor —especialmente para quienes personalizan productos— seguir en Amazon es navegar un sistema roto, automatizado en exceso y lleno de incoherencias.

La clave no es luchar contra Amazon.
Es anticiparse, reducir la dependencia y tener procesos internos tan sólidos que incluso los fallos de la plataforma no hundan tu negocio.

Cuanto más preparado esté tu sistema, menos te afectará el caos del suyo.